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La Giralda: Un símbolo de Sevilla con una rica historia

La Giralda se alza majestuosa sobre la ciudad de Sevilla, coronando la Catedral y atrayendo las miradas de visitantes de todo el mundo. Pero más allá de su belleza arquitectónica, la Giralda esconde una rica historia que se entrelaza con la propia evolución de la ciudad.

Orígenes almohades:

En el siglo XII, Sevilla se encontraba bajo el dominio almohade, una dinastía beréber que impulsó un gran florecimiento cultural y artístico. Fue en este contexto que se erigió la Giralda, inicialmente como alminar de la Mezquita Mayor de Isbiliya, la predecesora de la actual Catedral.

Construcción y estilo:

Las obras de la Giralda comenzaron en 1184 bajo la dirección de los arquitectos Ibn Basso y Abu l-Qasim. Su construcción se prolongó durante casi una década, dando como resultado una torre de 76 metros de altura dividida en tres cuerpos. El primer cuerpo, de estilo almohade, presenta arcos ciegos y decoración geométrica.

Transformación cristiana:

Tras la conquista de Sevilla por parte de Fernando III en 1248, la mezquita se transformó en Catedral. La Giralda, sin embargo, conservó su función de alminar, aunque con algunas modificaciones. Se añadió una espadaña con una campana y se eliminaron algunos elementos decorativos islámicos.

El Giraldillo:

En el siglo XVI, la Giralda experimentó una nueva transformación significativa. Entre 1566 y 1568, se añadió un cuerpo de campanas de estilo renacentista, obra de Hernán Ruiz y su hijo Luis. La cúspide de la torre se coronó con una veleta que representa la figura de Giraldo, un pequeño guerrero que servía como veleta en la antigua Casa de la Moneda.

Símbolo de Sevilla:

Con el paso del tiempo, la Giralda se convirtió en un símbolo indiscutible de Sevilla. Su silueta característica domina el paisaje urbano y su imagen está presente en souvenirs, obras de arte y referencias populares.

Patrimonio de la Humanidad:

En 1987, la Giralda, junto con el Alcázar y el Archivo de Indias, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este reconocimiento internacional avala su valor histórico, cultural y arquitectónico.

Conclusión:

La Giralda, más que una simple torre, es un libro abierto que narra la rica historia de Sevilla. Sus piedras han sido testigos de conquistas, transformaciones y el paso de las culturas. Hoy en día, la Giralda se erige como un símbolo de la ciudad, un faro que guía a los visitantes y un recordatorio del legado cultural de Sevilla.