En medio del ajetreo de la vida moderna, la histórica ruta de la Vía de la Plata en Zamora ofrece un viaje refrescante y atemporal. Este antiguo camino, esculpido por los romanos hace más de 2000 años, ha visto pasar a multitud de viajeros, comerciantes y peregrinos a lo largo de los siglos. Y ahora, es un destino de regocijo para los amantes de la historia, la naturaleza y la cultura.
La ruta, que atravesaba la península de sur a norte, uniendo Sevilla con Astorga, conducía la promesa de riquezas en la época romana. Hoy en día, sin embargo, sus riquezas son de un tipo distinto. En lugar de oro y plata, encontramos en la ruta un patrimonio cultural y natural incalculable. En Zamora, un tramo particularmente acogedor de la Ruta de la Plata, nos encontramos con un mosaico de monumentos ancestrales, paisajes panorámicos y pueblos con encanto.
Desde la ciudad de Zamora, conocida como la ‘Roma pequeña’ debido a su impresionante cantidad de iglesias románicas, la Vía de la Plata serpentea a través de bellos paisajes de bosques de encinas y agreste vegetación, flanqueada por extensas llanuras doradas y colinas ondulantes. Cada paso en esta ruta es una invitación para maravillarse y apreciar la profunda belleza de la naturaleza de Castilla y León.
Sigue en dirección sur hasta alcanzar el tranquilo pueblo de Montamarta, con su pintoresca plaza, antes de seguir por la senda hasta llegar a la fortaleza medieval de Granja de Moreruela, un testimonio evocador de los días del poderío eclesiástico español. Aquí, uno no puede evitar sentir cierta reverencia por los monjes que eligieron este aislado rincón del mundo para su retiro espiritual.
A lo largo de este viaje, también se puede disfrutar de experiencias gastronómicas inigualables. La región es famosa por su queso zamorano, sus vinos de denominación de origen y sus platos de cordero y ternera lechal. Éstos, combinados con el generoso carácter hospitalario de los zamoranos, hacen de cada parada un deleite.
Así, la Ruta de la Plata en Zamora, es no sólo un camino para los peregrinos, sino también un destino para los amantes del patrimonio histórico, la vida rústica y la belleza natural. Es un lugar para hacer una pausa, respirar hondo y apreciar la riqueza histórica y cultural de España. Como periodista de barrio, no puedo más que alentar a los lectores a descubrir y deleitarse en este patrimonio común que nos ofrece la encantadora Zamora.