Ubicada al norte de Madrid, Plaza de Castilla se ha convertido en un punto conflictivo donde el tráfico colapsa a diario. Miles de vehículos cruzan sus seis carriles, bajo la mirada imponente de las torres Kío. Para muchos vecinos, es un lugar difícil de transitar y poco amigable para el peatón. El tráfico constante y los embotellamientos han generado malestar entre los vecinos y usuarios que transitan esta zona cada día, y proponen una reforma en la glorieta de Plaza de Castilla, entre otras propuestas.
Un espacio urbano con urgencia de transformación
El obelisco de Calatrava preside una glorieta donde conviven el intercambiador de transportes, los juzgados y una gran concentración de vehículos. Este caos evidencia que la plaza ha dejado de funcionar como espacio público.
El propio Ayuntamiento reconoce que el diseño actual ya no responde a las necesidades de la ciudad. El alcalde Martínez-Almeida ha manifestado la intención de repensar el espacio para adaptarlo a los estándares de una ciudad más habitable.
Concurso de ideas para una nueva Plaza de Castilla
Desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) se propone un concurso similar al de Plaza de Colón. La intención es recuperar este nodo urbano para los ciudadanos, ampliando la superficie peatonal y haciendo el entorno más accesible y amable.
El decano del COAM, Sigfrido Herráez, señala que la actual configuración «ya no puede considerarse una plaza» y que su rediseño debe estar centrado en el peatón. A su vez, aboga por la colaboración con el Colegio de Ingenieros de Caminos para estudiar el soterramiento del tráfico.
Soluciones sostenibles: soterrar y renaturalizar
Para hacer viable esta transformación, se plantea enterrar parte de la circulación. Esta medida ya se está implementando en otros puntos como la A-5, Castellana o Ventas. De esta forma, la superficie se libera para crear zonas verdes y de ocio.
Además, la movilidad sostenible ganaría protagonismo. Un entorno sin coches en superficie permitiría pasear, jugar, y disfrutar de un espacio urbano más humano. Para lograrlo, se requiere un análisis detallado de los flujos de tráfico y de los accesos al transporte público.
Reivindicaciones vecinales: más espacio y menos ruido
Vecinos como los de Ventilla-Almenara denuncian que la Plaza de Castilla es un «no lugar»: un punto de paso caótico, sin identidad ni confort. Las aceras, en algunos puntos, apenas alcanzan 80 centímetros. Esto impide caminar con seguridad y excluye al peatón del entorno.
Los residentes reclaman su inclusión en el proceso. Buscan una plaza accesible, verde y tranquila, donde pasear con los niños o los perros no suponga un riesgo. También proponen incluir este rediseño dentro de estrategias de pacificación del tráfico, como las planteadas en Bravo Murillo.
De glorieta colapsada a espacio público de referencia
Expertos coinciden en que las grandes rotondas ya no son efectivas. La Plaza de Castilla es solo un ejemplo más de una estructura obsoleta que no responde al volumen de vehículos actual. Su rediseño puede marcar un antes y un después en el urbanismo madrileño.
La oportunidad de reconvertir este enclave icónico está sobre la mesa. El proyecto podría integrar zonas verdes, espacios para peatones y movilidad eficiente, siguiendo las tendencias de renaturalización y modernización urbana que ya se aplican en Madrid.